< Job 3

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[1] Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día.
[2] Y exclamó Job, y dijo:
[3] Perezca el día en que yo nací, Y la noche en que se dijo: Varón es concebido.
[4] Sea aquel día sombrío, Y no cuide de él Dios desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca.
[5] Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado Que lo haga horrible como día caliginoso.
[6] Ocupe aquella noche la oscuridad; No sea contada entre los días del año, Ni venga en el número de los meses.
[7] ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella!
[8] Maldíganla los que maldicen el día, Los que se aprestan para despertar a Leviatán.
[9] Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana;
[10] Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria.
[11] ¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre?
[12] ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase?
[13] Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso,
[14] Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que reedifican para sí ruinas;
[15] O con los príncipes que poseían el oro, Que llenaban de plata sus casas.
[16] ¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz?
[17] Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas.
[18] Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz.
[19] Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor.
[20] ¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida a los de ánimo amargado,
[21] Que esperan la muerte, y ella no llega, Aunque la buscan más que tesoros;
[22] Que se alegran sobremanera, Y se gozan cuando hallan el sepulcro?
[23] ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por dónde ha de ir, Y a quien Dios ha encerrado?
[24] Pues antes que mi pan viene mi suspiro, Y mis gemidos corren como aguas.
[25] Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía.
[26] No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación.