< Job 28

Listen to this chapter • 2 min
[1] Ciertamente la plata tiene sus veneros, Y el oro lugar donde se refina.
[2] El hierro se saca del polvo, Y de la piedra se funde el cobre.
[3] A las tinieblas ponen término, Y examinan todo a la perfección, Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte.
[4] Abren minas lejos de lo habitado, En lugares olvidados, donde el pie no pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres.
[5] De la tierra nace el pan, Y debajo de ella está como convertida en fuego.
[6] Lugar hay cuyas piedras son zafiro, Y sus polvos de oro.
[7] Senda que nunca la conoció ave, Ni ojo de buitre la vio;
[8] Nunca la pisaron animales fieros, Ni león pasó por ella.
[9] En el pedernal puso su mano, Y trastornó de raíz los montes.
[10] De los peñascos cortó ríos, Y sus ojos vieron todo lo preciado.
[11] Detuvo los ríos en su nacimiento, E hizo salir a luz lo escondido.
[12] Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?
[13] No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes.
[14] El abismo dice: No está en mí; Y el mar dijo: Ni conmigo.
[15] No se dará por oro, Ni su precio será a peso de plata.
[16] No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con ónice precioso, ni con zafiro.
[17] El oro no se le igualará, ni el diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino.
[18] No se hará mención de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras preciosas.
[19] No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino.
[20] ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia?
[21] Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del cielo es oculta.
[22] El Abadón y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos.
[23] Dios entiende el camino de ella, Y conoce su lugar.
[24] Porque él mira hasta los fines de la tierra, Y ve cuanto hay bajo los cielos.
[25] Al dar peso al viento, Y poner las aguas por medida;
[26] Cuando él dio ley a la lluvia, Y camino al relámpago de los truenos,
[27] Entonces la veía él, y la manifestaba; La preparó y la descubrió también.
[28] Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia.