< Job 19

Listen to this chapter • 2 min
[1] Respondió entonces Job, y dijo:
[2] ¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, Y me moleréis con palabras?
[3] Ya me habéis vituperado diez veces; ¿No os avergonzáis de injuriarme?
[4] Aun siendo verdad que yo haya errado, Sobre mí recaería mi error.
[5] Pero si vosotros os engrandecéis contra mí, Y contra mí alegáis mi oprobio,
[6] Sabed ahora que Dios me ha derribado, Y me ha envuelto en su red.
[7] He aquí, yo clamaré agravio, y no seré oído; Daré voces, y no habrá juicio.
[8] Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.
[9] Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.
[10] Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
[11] Hizo arder contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos.
[12] Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí, Y acamparon en derredor de mi tienda.
[13] Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
[14] Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
[15] Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos.
[16] Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.
[17] Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
[18] Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí.
[19] Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.
[20] Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con solo la piel de mis dientes.
[21] ¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado.
[22] ¿Por qué me perseguís como Dios, Y ni aun de mi carne os saciáis?
[23] ¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro;
[24] Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre!
[25] Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;
[26] Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios;
[27] Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
[28] Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí.
[29] Temed vosotros delante de la espada; Porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, Para que sepáis que hay un juicio.