[1] Vuelve, oh Israel, a Jehová tu Dios; porque por tu pecado has caído.
[2] Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios.
[3] No nos librará el asirio; no montaremos en caballos, ni nunca más diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el huérfano alcanzará misericordia.
[4] Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.
[5] Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano.
[6] Se extenderán sus ramas, y será su gloria como la del olivo, y perfumará como el Líbano.
[7] Volverán y se sentarán bajo su sombra; serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid; su olor será como de vino del Líbano.
[8] Efraín dirá: ¿Qué más tendré ya con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde; de mí será hallado tu fruto.
[9] ¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son rectos, y los justos andarán por ellos; mas los rebeldes caerán en ellos.