[2] No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
[3] Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo.
[4] Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.
[5] Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
[6] de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
[7] Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
[8] Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
[9] No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.
[10] Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo.
[11] Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento.
[12] Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta.
[13] Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio;
[14] porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir.
[15] Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
[16] Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios.
[17] Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
[18] Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.
[19] Y más os ruego que lo hagáis así, para que yo os sea restituido más pronto.
[20] Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno,
[21] os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
[22] Os ruego, hermanos, que soportéis la palabra de exhortación, pues os he escrito brevemente.
[23] Sabed que está en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual, si viniere pronto, iré a veros.
[24] Saludad a todos vuestros pastores, y a todos los santos. Los de Italia os saludan.