< Salmos 52

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[1] ¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios es continua.
[2] Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño.
[3] Amaste el mal más que el bien, La mentira más que la verdad.
[4] Has amado toda suerte de palabras perniciosas, Engañosa lengua.
[5] Por tanto, Dios te destruirá para siempre; Te asolará y te arrancará de tu morada, Y te desarraigará de la tierra de los vivientes.
[6] Verán los justos, y temerán; Se reirán de él, diciendo:
[7] He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, Sino que confió en la multitud de sus riquezas, Y se mantuvo en su maldad.
[8] Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
[9] Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.