[2] Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.
[3] Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia.
[4] Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.
[5] Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.
[6] Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.
[7] Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia.
[8] A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
[9] Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente;
[10] Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.
[11] Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.