< Salmos 102

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[1] Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.
[2] No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
[3] Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.
[4] Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.
[5] Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne.
[6] Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el búho de las soledades;
[7] Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado.
[8] Cada día me afrentan mis enemigos; Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.
[9] Por lo cual yo como ceniza a manera de pan, Y mi bebida mezclo con lágrimas,
[10] A causa de tu enojo y de tu ira; Pues me alzaste, y me has arrojado.
[11] Mis días son como sombra que se va, Y me he secado como la hierba.
[12] Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación.
[13] Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
[14] Porque tus siervos aman sus piedras, Y del polvo de ella tienen compasión.
[15] Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová, Y todos los reyes de la tierra tu gloria;
[16] Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion, Y en su gloria será visto;
[17] Habrá considerado la oración de los desvalidos, Y no habrá desechado el ruego de ellos.
[18] Se escribirá esto para la generación venidera; Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,
[19] Porque miró desde lo alto de su santuario; Jehová miró desde los cielos a la tierra,
[20] Para oír el gemido de los presos, Para soltar a los sentenciados a muerte;
[21] Para que publique en Sion el nombre de Jehová, Y su alabanza en Jerusalén,
[22] Cuando los pueblos y los reinos se congreguen En uno para servir a Jehová.
[23] Él debilitó mi fuerza en el camino; Acortó mis días.
[24] Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días; Por generación de generaciones son tus años.
[25] Desde el principio tú fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
[26] Ellos perecerán, mas tú permanecerás; Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; Como un vestido los mudarás, y serán mudados;
[27] Pero tú eres el mismo, Y tus años no se acabarán.
[28] Los hijos de tus siervos habitarán seguros, Y su descendencia será establecida delante de ti.