< Proverbios 31

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[1] Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
[2] ¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?
[3] No des a las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos a lo que destruye a los reyes.
[4] No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la sidra;
[5] No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los afligidos.
[6] Dad la sidra al desfallecido, Y el vino a los de amargado ánimo.
[7] Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no se acuerden más.
[8] Abre tu boca por el mudo En el juicio de todos los desvalidos.
[9] Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.
[10] Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
[11] El corazón de su marido está en ella confiado, Y no carecerá de ganancias.
[12] Le da ella bien y no mal Todos los días de su vida.
[13] Busca lana y lino, Y con voluntad trabaja con sus manos.
[14] Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos.
[15] Se levanta aun de noche Y da comida a su familia Y ración a sus criadas.
[16] Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos.
[17] Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos.
[18] Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.
[19] Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.
[20] Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.
[21] No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
[22] Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.
[23] Su marido es conocido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
[24] Hace telas, y vende, Y da cintas al mercader.
[25] Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.
[26] Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.
[27] Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.
[28] Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:
[29] Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.
[30] Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, esa será alabada.
[31] Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.