< Job 36

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[1] Añadió Eliú y dijo:
[2] Espérame un poco, y te enseñaré; Porque todavía tengo razones en defensa de Dios.
[3] Tomaré mi saber desde lejos, Y atribuiré justicia a mi Hacedor.
[4] Porque de cierto no son mentira mis palabras; Contigo está el que es íntegro en sus conceptos.
[5] He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; Es poderoso en fuerza de sabiduría.
[6] No otorgará vida al impío, Pero a los afligidos dará su derecho.
[7] No apartará de los justos sus ojos; Antes bien con los reyes los pondrá en trono para siempre, Y serán exaltados.
[8] Y si estuvieren prendidos en grillos, Y aprisionados en las cuerdas de aflicción,
[9] Él les dará a conocer la obra de ellos, Y que prevalecieron sus rebeliones.
[10] Despierta además el oído de ellos para la corrección, Y les dice que se conviertan de la iniquidad.
[11] Si oyeren, y le sirvieren, Acabarán sus días en bienestar, Y sus años en dicha.
[12] Pero si no oyeren, serán pasados a espada, Y perecerán sin sabiduría.
[13] Mas los hipócritas de corazón atesoran para sí la ira, Y no clamarán cuando él los atare.
[14] Fallecerá el alma de ellos en su juventud, Y su vida entre los sodomitas.
[15] Al pobre librará de su pobreza, Y en la aflicción despertará su oído.
[16] Asimismo te apartará de la boca de la angustia A lugar espacioso, libre de todo apuro, Y te preparará mesa llena de grosura.
[17] Mas tú has llenado el juicio del impío, En vez de sustentar el juicio y la justicia.
[18] Por lo cual teme, no sea que en su ira te quite con golpe, El cual no puedas apartar de ti con gran rescate.
[19] ¿Hará él estima de tus riquezas, del oro, O de todas las fuerzas del poder?
[20] No anheles la noche, En que los pueblos desaparecen de su lugar.
[21] Guárdate, no te vuelvas a la iniquidad; Pues esta escogiste más bien que la aflicción.
[22] He aquí que Dios es excelso en su poder; ¿Qué enseñador semejante a él?
[23] ¿Quién le ha prescrito su camino? ¿Y quién le dirá: Has hecho mal?
[24] Acuérdate de engrandecer su obra, La cual contemplan los hombres.
[25] Los hombres todos la ven; La mira el hombre de lejos.
[26] He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, Ni se puede seguir la huella de sus años.
[27] Él atrae las gotas de las aguas, Al transformarse el vapor en lluvia,
[28] La cual destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.
[29] ¿Quién podrá comprender la extensión de las nubes, Y el sonido estrepitoso de su morada?
[30] He aquí que sobre él extiende su luz, Y cobija con ella las profundidades del mar.
[31] Bien que por esos medios castiga a los pueblos, A la multitud él da sustento.
[32] Con las nubes encubre la luz, Y le manda no brillar, interponiendo aquellas.
[33] El trueno declara su indignación, Y la tempestad proclama su ira contra la iniquidad.