Mujeres En Desafio

2020 un año muy critico, meses en los que el mundo fue paralizado. Es de conocimiento de todos que el Covid-19 ha generado un enorme impacto sanitario, social y económico a nivel mundial. Casos elevados de contagios y fallecidos. La pandemia hizo temblar de miedo a todos: miedo al contagio del virus, miedo a perder el trabajo, miedo a no poder pagar las obligaciones; incertidumbre y susceptibilidad respecto del futuro. A nosotros los creyentes La pandemia también nos ha puesto de cara a nuestra fe, cuanto realmente dependíamos de Dios o de nuestras propias capacidades.

Porque quiero hablarles de milagros?… Durante los últimos meses, el Señor me ha estado revelando en visión y en sueños realidades y acciones espirituales que vienen aconteciendo en la actualidad. Vivimos en un tiempo en la que Satanás y sus demonios están muy activos porque saben que el gran día de la Segunda venida de Cristo se acerca. La ultima revelación que tuve, hacen unas semanas, fue acerca de los milagros que ocurrirán en un futuro, casi inmediato. En una muestra clara de adoración y sacrificios que se hacen a Satanás en templos, cultos y ritos serán activados grandes e impactantes milagros, pero no serán de Dios, sino serán como producto de las diversas formas de idolatría que se practica. Esos milagros, no serán para bendición sino para confusión y perdición.

La noche del día Viernes 18 de Septiembre, 2020 mientras dormía plácida y profundamente, tuve un sueño hermoso. Soñaba que estaba evangelizando con urgencia a tres personas que, precisamente en ese momento habían recibido a Jesus como su Salvador. Les explicaba en tono persuasivo, acerca de la diferencia entre la Vida Eterna y la muerte eterna, la diferencia entre el reino de la Luz y el reino de las tiemblas, la diferencia entre el bien y el mal, la diferencia entre la esclavitud al pecado y la libertad de una vida plena en Cristo Jesus. Lo recuerdo en forma tan clara y vívida, mientras hablaba con uno de ellos. De pronto, me despertó un fuerte temblor, un terremoto de 4.6 de magnitud en Los Angeles, California.

La noche del día Viernes 18 de Septiembre, 2020 mientras dormía plácida y profundamente, tuve un sueño hermoso. Soñaba que estaba evangelizando con urgencia a tres personas que precisamente, en ese momento habían recibido a Jesus como su Salvador. Les explicaba en tono persuasivo, acerca de la diferencia entre la Vida Eterna y la muerte eterna, la diferencia entre el reino de la Luz y el reino de las tiemblas, la diferencia entre el bien y el mal, la diferencia entre la esclavitud al pecado y la libertad de una vida plena en Cristo Jesus, lo recuerdo en forma tan clara y vívida.

Así como el águila pasa por un proceso de crisis y renovación. El ser humano también pasa por procesos de crisis que le permite renovar las diferentes áreas de su vida. El presente año 2020, es un tiempo de cambios y renovación. Sin embargo, hay cambios que no podemos hacerlo en nuestras propias fuerzas. Como el águila debemos buscar refugio en la roca que es Cristo Jesus, remontarnos en las alturas de la presencia de Dios en intimidad y comunión con El en adoración, oración, ayuno y lectura de la Palabra. De lo contrario, moriremos agobiadas por el dolor de la presión del momento que parece interminable. Recordemos que al águila, el proceso de renovación, le toma 150 largos y muy dolorosos días. El proceso de tomar decisiones y adaptarnos a los nuevos cambios puede tomar largo tiempo, momentos de flaqueza y dolor. Tengamos paciencia y seamos fuertes para no rendirnos, porque después de la noche viene un hermoso amanecer para volar victoriosas sobre las situaciones difíciles.

Puedo sentir en mi espíritu el gemir de Dios, de que el mundo conozca con urgencia cuan grande es Su amor para con la humanidad. Dios en su infinito amor no soporta ver tanto sufrimiento, angustia, dolor, temor, miedo e incertidumbre en el que la humanidad esta sumergida en la actualidad. La humanidad necesita de la FUENTE INAGOTABLE del amor de Dios para ser libres y ser protegidos del juicio venidero, necesita confiar en El y tener esperanza, el día del juicio final viene en camino. Las personas deben estar apercibidas y preparadas para cuando llegue el día y la hora en que seremos llamados ante el trono de Su gracia.

Puedo sentir en mi espíritu el gemir de Dios, de que el mundo conozca con urgencia cuan grande es Su amor para con la humanidad. Dios en su infinito amor no soporta ver tanto sufrimiento, angustia, dolor, temor, miedo e incertidumbre en el que la humanidad esta sumergida en la actualidad. La humanidad necesita de la FUENTE INAGOTABLE del amor de Dios para ser libres y ser protegidos del juicio venidero, necesita confiar en El y tener esperanza, el día del juicio final viene en camino. Las personas deben estar apercibidas y preparadas para cuando llegue el día y la hora en que seremos llamados, ante el trono de Su gracia.

Los desafíos y las dificultades; el miedo y la incertidumbre del momento no nos desespere, ni haga que perdamos la eternidad por falta de fe en las promesas de Dios. Como lo hizo Esau, quien en un momento de crisis (de hambre) cambió su primogenitura por un plato de lentejas.

El diario vivir nos sumerge en acciones rutinarias de buenos y malos hábitos. La rutina de malos hábitos afecta en nuestras acciones y resultados. Los malos hábitos suelen cansarnos y causar una vida de stress, de ansiedad, no es el mejor camino para alcanzar metas. En cambio los buenos hábitos ayudan a tener visión, motivación, fuerza para alcanzar objetivos, y vivir una mejor calidad de vida. La rutina es buena, si los hábitos son buenos.

El ser humano cuando es capturado por los afanes de la vida, pierde su libertad. El fracaso, la frustración, el desengaño, afectan en su deseos de éxito y bienestar. Cuando se deja dominar por la fuerza de la adversidades y no puede controlar sus emociones, se hace vulnerable a deseos y pasiones sin control. Sin darse cuenta, poco a poco, puede caer en diversas formas de esclavitud. Jesus dijo: "De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado”. Juan 8:34